[c=#8C8C8C]— Soy feliz con el simple hecho de que estés conmigo, no necesitaría más... Pero bienvenidos serían los hijos, todos los que fueran, pero que fueran tuyos. [/c]
[c=#8C8C8C]— Eso es porque tienes una prometida tan fuerte que, si le pidieras que destruyera la tierra con un chasquido, ten por seguro que lo haría. El peligro huye de mi. [/c]
[i][c=#0073E5]— Sin duda alguna, mi amada prometida es la más fuerte, pero no es la única que llevaría al mundo a una ruptura por amor. Aunque realmente no hace falta tal acto, pues lo único que deseo es permanecer a tu lado.[/c][/i]
Tosió un par de veces ante aquel comentario, además de mostrar algo de pena por haber externado algo que realmente prefería hacer que decir. Incluso algo de rubor tiñó su rostro en un intento por mantener la compostura.
[i][c=#0073E5]—L-Lo siento... me deje llevar un poco...[/c][/i]
Lentamente se fue acercando, tomando la mano de su amada al estar lo suficientemente cerca. Y era cierto, ella le provocaba mas ese tipo de pensamiento, en especial expresarlos sin restricciones, aunque a veces se llenaba de gran pena por comentarlo.
Soltó una gran carcajada al ver a su pareja nervioso por expresar lo que sentía en el ámbito sexual. Le parecía tierno de su parte el comportarse así, más a su vez lo entendía, él era todo un caballero.
Se levantó de su asiento y lo invitó a sentarse en este, posteriormente, se sentó sobre sus piernas y le rodeó el cuello con ambos brazos.
[c=#8C8C8C]— Así es más cómodo que estar sentada ahí. [/c]
Le dio un cálido beso en su mejilla derecha y recargó la frente contra la de él.
Había desviado un poco su mirada, apenado por haber expresado algo que prefería realmente mostrar con acciones, en especial en la cama. Aunque realmente no le deberían generar tal sentir, pues siempre había sido muy claro a lo que sentía.
Se aproximó tan pronto nota la invitación, encaminándose por aquella pequeña escalinata hasta llegar a esa silla, sentándose sin poder predecir el hecho de que su amada sentarse en sus piernas. El rubor incrementó al sentir la suavidad del trasero ajeno sobre él, seguido de aquel beso.
Él por su parte rodeó su cintura con su diestra, mientras la siniestra reposó sobre las piernas contrarias en una suave caricia.
[i][c=#0073E5]— ... Mucho más cómodo, de hecho.[/c][/i]
Recargó su mentón sobre la cabeza de su amado y soltó un pequeño suspiro, relajándose. Se sentía tan cómoda y tan bien al estar cerca de él, percibiendo su aroma, sintiendo su calidez y la suavidad de su piel al bajar la mano propia, buscando la contraria y entrelazar sus dedos, en un gesto cariñoso.
La firmeza con la que sostenía a su amada era tal que era perfecta, ni tan agresivo ni tan suelto, era lo suficiente como para hacerle notar lo mucho que le amaba. Podía sentir en ella gran calidez, una calidez que no había sentido desde hace mucho, como muestra de ello el entrelazar sus dedos con los de ella, un gesto que no rechazó ni un segundo.
[i][c=#0073E5]— ¿Sabes? Quiero permanecer así el resto de mis días...[/c][/i]
Cuestionó reduciendo el movimiento de sus manos al frotar y estimular. Incluso el agarre sobre sus senos se había tornado más sutil y delicado, amenazando con soltarle.
[c=#8C8C8C]— N-no dije eso... So-solo que tengas cuidado. [/c]
Desvió la mirada, un tanto apenada por tal situación tan íntima con su pareja. Sus mejillas estaban enrojecidas y tragaba saliva para contener el placer que estaba sintiendo por tan provocativos toqueteos a sus senos.
Una sutil y pícara sonrisa apareció en su rostro mientras notaba aquella pena en su rostro, ese rubor, el sudor que transpiraba como reacción secundaria y añadía un brillo mucho más atractivo sensual a sus ojos.
[i][c=#0073E5]— Lo siento... es difícil contenerse. Además de que cuando nuestra descendencia venga a este mundo... no podré acariciarlas mucho.[/c][/i]
[i][c=#0073E5]— Amor mío... desde ya tienes mis cuidados aunque no sean necesarios...[/c][/i]
Susurró en un suave y seductor tono, contenía sus ganas por dejarse llevar y tomarle sin restricción alguna. Así mismo, una fresca brisa escapó de su boca con su aliento, dirigido especialmente al cuello en un pícaro gesto para estremecerla más.
No tenía argumentos en contra, pues le era realmente extraño el recibir una estatua como presente, a lo que otras personas elegirían algo modesto y pequeño, pero capaz de ser guardado y protegido. No le molestaba, aunque era un extraño presente, de la misma manera estaría gustoso de recibirlo.
[i][c=#0073E5]—Estaré presente en tu jardín, en tus brazos, en todo tu ser, y en tu corazón. ~[/c][/i]
No demoró mucho en llegar hasta los brazos, aplicando un poco más de bloqueador tras apretar la botella para extraer más de la solución y aplicarla sobre el bello cuerpo de su amada.
[i][c=#0073E5]— Ansío recibir ese otro premio... [/c][/i]
Añadió. Por un instante su mirada desvió hacia una de sus piernas, cuando vio que la mano ajena se encontraba acariciando sin pena la blanca piel del mago de azulada mirada.
[c=#8C8C8C]— Lo recibirás cuando estemos en casa.[/c]
Retiró lentamente la mano, pero antes de ello, rozó un par de sus dedos con la entrepierna de su amado, dando un indicio a lo que se podría (Tal vez) tratar ese ansiado premio que recibiría. Le sonrió con malicia y cerró sus ojos, disfrutando el masaje que este le daba en la espalda al ponerle el bloqueador solar.
Su mirada ligeramente se desvió en dirección a su entrepierna al sentir aquel tacto de ella, notando aquel indicio que venía acompañado de aquel tono suave y seductor. Para ella, podría sentir el lento flujo de sangre recorrer hacia la zona de contacto. Sin embargo, Melde mantuvo el masaje constante, mismo que descendió por los costados hasta llegar a la cintura, donde no se cohibió por la torneada zona que seguía.
[i][c=#0073E5]— Entonces, en casa será...[/c][/i]
Respondió mientras sus manos seguían con su deber, empleando algo de firmeza en sus dedos para masajear cada músculo.
[c=#8C8C8C]— A este paso, desearé volver pronto[/c]
Lo mencionaba porque las manos de su amado le hacían relajarse tanto, a tal grado que la tensión en su cuerpo, en todo su ser, disminuía. Ella solía ir a la playa buscando un momento tranquilo en el cual despejarse, pero gracias a las manos de su amado, se estaba ahorrando un largo momento bajo el sol.
[c=#8C8C8C]— Más abajo, Melde.[/c]
Le indicó, alzando un poco la parte inferior de su cuerpo, esperando a que ese masaje ahora fuese sobre su cadera.
Había ocasiones en que detenía el masaje, para pasar sus palmas sobre la piel en un movimiento muy similar a la de un peine, buscando crear una suave presión que recorría su cuerpo en dirección a sus piernas, con el fin de ir recorriendo toda sensación de presión o estrés hacia las caderas, y una vez estando ahí, bajó continuó.
[i][c=#0073E5]— ¿Aquí está bien, Lia?[/c][/i]
Cuestionó al llegar hasta las cadera, siendo el pulgar el que principalmente se hundía ligeramente en su piel para masajear el músculo.
[i][c=#0073E5]— Y he de mantenerte cautivada eternamente, amor mío.[/c][/i]
Comentó mientras recibía aquellos besos, los cuales no pudo responder oportunamente, excepto dando una sonrisa. Aunque se aferró a ella, abrazándola desde la cintura para juntar ambos cuerpos.
[i][c=#0073E5]— Únicamente ante tus ojos, pues ante los míos tu eres la mujer más hermosa y atractiva del mundo.[/c][/i]
[c=#8C8C8C]— Harás que termine ruborizándome, Melde[/c]
Tras ser apegada a él, rodeó su cuello con ambos brazos y dejó un último, pero pausado beso sobre sus labios; posteriormente, recargó la frente contra la de su adorado prometido.
El movimiento en sus labios fue suave como el fluir de un río a través del templado bosque hasta cualquier lago o laguna, correspondiendo al beso. Y al igual que ella, recargaría su frente, viendo a ninguna otra cosa, excepto a la mirada carmesí de su amada emperatriz.
[i][c=#0073E5]— Ésa es la intención, Lia... de hacerte sentir tan cálida como sea posible, de hacerte sentir querida y que todo eso culmine en un estado de absoluta felicidad y paz.[/c][/i]
Dijo con una elegante y suave sonrisa, mientras sentía cada reacción interna de la contraria al estar en contacto.
Arrastró sus manos y rodillas sobre aquella cama y las sabanas, en lugar de rodearla y llegar hasta ella, parecía un perrito que seguía las órdenes de su amo, totalmente anonadado y preso de la pasión y amor que sentía por Lia.
[i][c=#0073E5]— Y pienso reclamarlos, preciosa... todos y cada uno de ellos, que se incrusten en mi piel, tantos como desees, pues los míos han de grabarse en tu alma.[/c][/i]
[c=#8C8C8C]— En mi alma, en mi corazón. Por todo mi cuerpo y mi pensamiento. Amo y añoro tus besos, mi vida. [/c]
Extendió los brazos al costado, para que se acurrucara en ella, para poder brindarle el más tierno de sus abrazos y poder disfrutar de la compañía del hombre que había elegido, del hombre que amaba y con quien deseaba quedarse eternamente.
No hubo demora hasta llegar con ella, colocándose a su izquierda hasta que no hubo más distancia que recorrer. Sus brazos le rodearon desde la cintura; acercó su rostro al ajeno para regalar un suave beso en los labios.
[i][c=#0073E5]— Amo todo de ti, amo y anhelo todos tus besos que se tatúan en mi alma; amor de mi vida. [/c][/i]
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