—¿Ah? — Dejó que hiciese aquel gesto en su cabeza, provocando que una mueca se asomase en sus labios. — Yo soy la que debería preocuparme, teniendo en cuenta lo predecible y testarudo que eres. —
Arqueó una ceja, ¿qué rayos significaba eso?, sólo alzó y zarandeó su puño a la par que gritaba. — ¡Vuelve acá!, maldición... ¡¿N-No tienes modales!? — Suspiró por último, el shinigami sustituto no tenía remedio.
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