¿Y qué se supone que hace un tritón a orillas del mar y en medio de la superficie? ¿No temes a la muerte? - El cecaelia emergió desde las profundidades del océano a espaldas del tritón. Sin embargo, el cecaelia usaba su apariencia humana, a modo de confundir al contrario. Miraba al tritón con una ceja arqueada, curioso por el aspecto del sujeto, ya que nunca antes había visto a un tritón con sus facciones faciales y físicas tan finas, andróginas y delicadas. - Las tormentas en la superficie son peligrosas, niño.
Agitó su aleta al escuchar aquella voz, extrañado por la procedencia de esta y mirando a todos lados antes de observarlo a algunos metros, sorprendido pues se juraba solitario.
—Eso... mismo podría decir yo de ti ¿No?—
Musitó suave, en respuesta aunque sin ser grosero en absoluto, terminando por analizar a detalle. Aquel aspecto humano era peculiar, pero sabía que no era humano.
— Que suerte que podemos ir a nadar y que nadie nos vea ~ —Aunque en ese punto, la ligera excitación ya había pasado y ahora, solo le divertía la expresión de su novio ante su juego— Quita esa cara, Joe, parece que te estoy diciendo algo malo
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