Esa prepotencia le era curiosa pero sobre todo consternado por qué no estaba acostumbrado a ver a mujeres con esa personalidad así que decidió una estrategia.
— 名前はあなたを人間として定義します、あなたのものは何ですか?...嘘つきガール
A diferencia de ella, el mantuvo un rostro serio lo único que hizo fue trata de olfatear el aroma que brotará de la dermis femenina.
Sin una pizca de compasión muy característica de los soldados de aquella época que eran conocidos por la crudeza y frivolidad con la que podían quitarle la vida a cualquier cosa que se le atravesara, hablo con calma.
— No dirás nada de mi pero te haré una pregunta, ¿Que pueblo es este?—
Tenía que admitir que no ubicaba muy bien la zona debido a que escapó sin mirar bien donde fue a parar.
Como era de esperarse, el paso de la joven no se dió abasto para huir del soldado; todo sucedió en tan rápido como trastabillar, perder una de sus sandalias, intentar gritar y escuchar su propia voz ahogada contra la mano grande del desconocido.
Y luego, ¡oh! El agudo dolor en su brazo la hizo chillar.
Para una mujer acostumbrada a la vida tranquila, sin un solo vestigio de trabajo duro en sus manos o de pecas de exposición al sol, con la suavidad de su piel y varias otras características que hablan de su cómodo entorno, el sometimiento de su brazo podría sentirse como el más intenso de los dolores que ha experimentado.
— [i] ¡P - p...e...d - ad![/i] —
"¡Piedad! ", imploró. En sus expresivos ojos rasgados gritaban el terror y la sumisión.
[c=#BC8F8F] El cuerpo se le hizo laxo; ¿desmayaría? No.
O quizás. Pero imaginar los peores horrores le supuso una inyección de adrenalina. ¡No podía desvanecerse en esa situación! Apretó los ojos y sin querer casi gritó la respuesta.
— [i] ¡A - Aomori! ... E - estamos en la prefectura de Aomori, e-en... En la localidad de... Kobashi... Donde abundan los peces fugu y... Y... [/i]—
Se le cortó la voz de pronto. La cabeza se le echó hacia atrás y seguido de esta todo su cuerpo perdió control. ¿Se había desmayado por fin?
No. Está fingiendo. Y en realidad no es tan buena haciéndolo porque los párpados le tiemblan al mantenerlos cerrados.
No era la mejor estrategia, pero fue la primera que se le ocurrió. [/c]
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