About Me
Datos del personaje:
Nombre real: Carlotta Vanserra
Nombre como reina: Charlotte du Vere
Nombre falso en sus tiempos de esclavitud: Louise Marie Pendragón
Otros nombres:
Capitana de la Guardia Real
Reina de Fefälas
La portadora de Luz
La Reina Perdida
La Reina olvidada
La opacada por la oscuridad
Consorte (fallecido en batalla): Rey Alphonse du Vere
Reino: Fefälas, la Tierra de la Luz del Sol
Edad: 17 años como guardia real
20 años al casarse con el príncipe
38 en la caída del reino
40 en la actualidad
Rasgos:
Estatura: 1.75 m
Cabello: rosa
Ojos: violeta
El nacimiento de una reina y la caída de un reino
Mi nombre es Carlotta Vanserra, antigua capitana de la guardia real, fiel guerrera del reino de Fefälas y de la familia real Du Vere. Digo antigua, porque mi vida dio un giro bastante grande cuando empecé a ser mano derecha del príncipe Alphonse du Vere no sólo siendo su capitana de la guardia real, sino también su amiga y después su amante. Pensaría cualquiera que desde ahí los problemas iniciaron, ¿verdad?, pues no es así. A partir de ahí, mi vida fue todo un sueño, y después todo se fue a la mierda. ¿Quieres saber por qué?
El día en que el príncipe Alphonse y yo nos enamoramos sabíamos que podría haber muchas cosas en contra, pero nada que no pudiéramos superar entre los dos. Alphonse estaba seguro de que yo no sería simplemente su amante, era un príncipe soñador y yo, una mujer llena de ilusiones. A los años, con muchos miembros de su corte en contra pero con el favor de sus padres, los reyes de Fefälas, tuvimos su bendición y dejé ser parte de su guardia real para ser su consorte, su duquesa y la futura reina de nuestro pueblo cuando él alcanzara el trono.
Y cuando ese día llegó, dejé de ser Carlotta Vanserra para ser Charlotte du Vere, consorte del rey Alphonse du Vere, rey y reina de las tierras de Fefälas.
No, aquí no todo se va a la mierda aún. Aún tuvimos muchos años de dulce y miel, muchos años de amor y paciencia donde Alphonse tuvo que enseñarme todo acerca de la realeza. Tuve que aprender mejores modales, pues como capitana de la guardia real sólo conocía el salvajismo de defender, el sonido delas hojas de la espada golpearse, y el tintinear que hay cuando uno se pone la armadura, ¿reconoces ese sonido? En fin. . . muchas muchas montañas lejos de nuestro hogar se decía que había un reino gobernado por “El Séptimo”, un ser cruel, oscuro y egoísta que entre susurros de pueblerinos chismosos se mofaba que Fefälas sería suyo, que el rey caería y que la reina sería suya como quisiera.
¿Quieres saber algo? Su deseo nunca se borró. Años más tarde en medio de un dicho que dice “perro que ladra no muerde” un mensajero y espía de nuestro reino nos dio las terribles noticias; las tropas del Séptimo estaban a casi medio camino de nuestro reino listo para tomarlo todo por la fuerza, y Alphonse con el temor y el enojo de ese insultó decidió el mismo liderar las tropas al encuentro de una feroz batalla, y con un beso de despedida me dejó bajo la seguridad del castillo y el cuidado de las sirvientas con un vientre abultado de 8 meses a pesar de mis 38 primaveras vividas.
Los días fueron tensos, llenos de ansiedad. Rogaba a Dios, a los Dioses, a quien estuviera dispuesto a escuchar mis plegarias que trajeran a Alphonse con vida y con más años de felicidad. . .pero no fue así. Las malas noticias llegaron. Alphonse había caído en batalla y el Séptimo junto a sus tropas se adentraban al reino para saquearlo y quemarlo todo. Alphonse había muerto y con él se había llevado mi corazón.
La pena me golpeó el vientre y el corazón mientras el saqueo llegaba al castillo donde junto con algunas damas de compañía nos escondimos en una de las habitaciones, pero nos encontraron, me golpearon sin piedad de tener el vientre lleno de vida y forzaron el nacimiento de mi heredero, lo forzaron tanto que mi pobre bebé nació muerto. Los dos hombres que más amé en el mundo se habían ido el mismo día, y desde ahí dejé de ser reina para ser esclava. Una esclava regalada al Séptimo para cumplir cualquier fantasía oscura que tuviera y después escupida y botada dueño tras dueño, durmiendo en chiqueros de cerdo, en el suelo, entre hombres vaciados en mí hasta que un día escapé, corrí hacía mi libertad, corrí tan rápido tras un año de golpes y esclavitud y me camufle en la inmundicia dejando de llamarme Carlotta o Charlotte, por mi seguridad me llamé Louise Marie Pendragón, una simple dama de las zonas más podridas de todos los reinos en conjunto dispuesta a hacer lo posible por recuperar lo mío, mi reino, mi vida.