About Me
「 Kᴀᴇʏᴀ Aʟʙᴇʀɪᴄʜ 」«Cᴀᴠᴀʟʀʏ Cᴀᴘᴛᴀɪɴ - Kɴɪɢʜᴛs ᴏғ Fᴀᴠᴏɴɪᴜs»
「 Dᴀᴛᴏs Bᴀ́sɪᴄᴏs 」
Arma: Espada.
Visión: Cryo.
Constelación: Pavo Ocellus.
Región: Mondstadt.
Origen: Khaenri'ah.
Cumpleaños: Noviembre 30.
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「 Pᴇʀsᴏɴᴀʟɪᴅᴀᴅ」[quote=#FFFFFF]❝ Todos tienen un secreto,
pero no todos saben qué hacer con él. ❞
Información en Progreso.
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「 Hɪsᴛᴏʀɪᴀ」[quote=#FFFFFF]❝ Si el Maestro Crepus no me hubiera acogido,
probablemente no habría salido vivo de la tormenta de aquella noche❞
Fue en una tarde, muy cerca del final del verano, cuando todo sucedió. Fue un largo viaje, uno incluso agotador del que no comprendí demasiadas cosas; había muchas dudas, pero solo callé. Una parte de mí sabía que ese sería el último día, quizá, en que le volvería a ver; y a pesar de ello no pude hablar, apenas podía asentir porque las fuerzas faltaban, porque el tiempo volaba, porque cada segundo que pasaba contaba. Porque sentía que me ahogaba, que me asfixiaba; aquel no es el mejor de los recuerdos que pueda tener, ni uno de los que me guste evocar cada que tengo la oportunidad o la bebida, en exceso, me obliga a rememorar y analizar cada segundo de ese día. De ese horrendo día una tarde de verano, de hace más de diez años, en la que llovía; siempre creí que llovía, porque tenía el cuerpo empapado y temblando de frío. Pero quizá nunca hubo una sola gota de agua que cayera del cielo en Mondstadt ese día, quizá solo lo recuerdo así porque eran mis lágrimas infantiles quienes empañaban mi pobre visión.
Sabía que desde ese día todo cambiaría. Mi hogar, mi familia, mi vida. Todo. Absolutamente todo. Y tuve la certeza de ello cuando escuché la voz de mi padre hablar con firmeza pese al fuerte sonido de aquel torrente.
❝ Eres nuestra única esperanza.❞
Fue lo último que recuerdo dijo antes de desaparecer entre esa inmensa plantación de vides. Quizás él sabía, quizá no, que allí podría cumplir con esa misión que se me otorgó. Demasiado peso para hombros tan pequeños, tan frágiles y tan delgados. Él se marchó, pero no recuerdo que sus ojos mostraran cariño, tristeza o compasión. No. Nunca hubo nada de eso en su mirada, solo había anhelo, esperanza y al mismo tiempo odio; uno que no comprendí. Tal vez se debió a que no existía otra opción, a que estaba arriesgando todo en este extremo plan. ¿Qué iba a suceder si todo lo que dejaba atrás regresaba? ¿Si de nuevo me buscaba? Dudé, pero no había manera de volver, no ahora que la decisión fuese tomada.
Esperé. Quizás algo bueno podía suceder. Quizá no sentiría más frío, quizá no temblaría por la temperatura, por la ansiedad o por la inseguridad, honestamente ya ni lo recuerdo bien. Solo sé, que en un momento él apareció y me acogió sin, creo yo, dudarlo. En un momento pensé que sería un empleado más, quizás algo más bajo que eso o un poco más alto, pero lo que recibí fue algo que nunca esperé. ¿Esa era la senda que me llevaría a devolver la esperanza a Khaenri'ah? Probablemente, el plan incomprensible de ese hombre comenzaba a tener sentido. Y también un extraño calor que recuerdo algunas veces sentir; la incertidumbre se transformó, a momentos desapareció y en otros, salvaje, volvió. Ahora vivía en Mondstadt, bajo la tutela de Crepus Ragnvindr y en compañía de su hijo Diluc; mi… hermano adoptivo, aunque ha pasado el tiempo desde la última vez que le llamé así sin afán de hacerlo enfadar.
Nunca me ha gustado hablar del pasado. Nunca. Prefiero encontrar una explicación menos lógica a las preguntas de los demás que la verdad; tengo derecho a tener mis propios secretos, ¿no? La información es poderosa, demasiado, más cuando es adquirida por aquellos que son tan astutos para usarla en tu contra o tan distraídos para hablar sin cuidado de ello. El viento nos guía en Mondstadt, pero también guía las palabras, y las palabras guían problemas; por ello prefiero siempre tener una versión diferente, refrescante. ¿Quién creería esa historia de que un niño abandonado de otra región tiene en sus hombros el futuro de toda su nación? Me gusta más la historia del desamparado, del huérfano que fue abandonado por su padre cuando fue a buscar un poco de jugo y así continuar con su viaje. Debo admitir que, la idea de un niño crédulo e inocente, siempre logra ayudarme a ganar un par de colegas, de trago, por compasión o por lástima de lo que fui; creo que, a estas alturas, mi pasado verdadero siquiera sería cercanamente creíble. Quizá porque gran parte de mi vida he mentido. Incluso esto que escribo o mi vida misma, podrían ser una enorme mentira.
Lo único en que no he mentido, es en el gusto por el vino. Debo admitir que el vino procedente del Viñedo del Amanecer es exquisito, a veces es una lástima que el tabernero del Obsequio del Ángel sea tan… Amargado. Una desgracia que solo puede perdonarse con un buen trago de Muerte después del Mediodía. Y no, no es que mi relación con Diluc sea tan mala como lo he dejado ver, no, tengo mis modos de tratar con él, pero digamos que, como todo, tengo mis métodos para tratar con él. No. No lo odio, tampoco lo aborrezco, simplemente tenemos diferencias de las que es mejor no hablar y dejar atrás. Como todo. ¿Cuándo dejaré que algo siga avanzando conmigo en lugar de solo aparentar que no sucedió? Quizá nunca, y es divertido, me gusta confundir a las personas creando tantas verdades que incluso la real sea la peor de mis mentiras.
Información en Progreso.