—Phoenix Tears: Una cura inmediata ante cualquier daño físico o toxico, extraída de las lágrimas de un Fénix. Tan solo basta la aplicación de una gota.
Su postura no cambió ni un poco, tan sólo entrecerró sus ojos. Bien, era claro que quería ese objeto. La forma, el sello en ella... Se parecía a lo que buscaba, a la vieja cultura de su pueblo. La pregunta era... ¿Se la iba a vender o se la tendría que robar?
— Entonces no le molestará obtener algo de ganancia por ella. ¿Podría envolverla por favor? —
—¡Oh! ¡Por supuesto que no! Realmente estaría encantado de venderlo, el único inconveniente sería mi esposa, ella consiguió la decoración y como sabe, la vista de una mujer es poderosa para los detalles pequeños.—
Habló fluido, pero manteniendo suavidad y paciencia en su tono. Le preocupaba el descuido de su asistente, pues claramente aquella botella había sido confundida con la utilería y usada como tal.
—¿Puedo saber el por qué de su interés de esta botella, mi bella dama?—
Agregó al mismo tiempo en que tomó la botella entre sus manos, cuidando de no dar un trato brusco a la misma. Así mismo la acercó a su vista para verificar si era aquella botella que guardaba en su estudio privado.
Roxelanna Lym La clásica taberna. Todo y nada puede pasar allí, el lugar por excelencia para obtener información, dinero y diversión. Cuando se aburría bastaba con obtener un vestido de baja calidad y meterse a meserear allí. Ah... De las cosas que una se podía enterar ahí.
About Me
¿Camarera, coleccionista, institutriz...?
Ha ocupado numerosos oficios, la mayoría de ellos a la perfección. Un día podría encontrarse en un sitio, después desaparecer. Siempre se lleva un recuerdo con ella. Siempre falta algo cuando ella se va. Una vez que su papel en turno se cierra no vuelve a aparecer.
Nadie ha visto a la mujer dos veces. ¿Podrías ser el primero?
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— Entonces no le molestará obtener algo de ganancia por ella. ¿Podría envolverla por favor? —
Habló fluido, pero manteniendo suavidad y paciencia en su tono. Le preocupaba el descuido de su asistente, pues claramente aquella botella había sido confundida con la utilería y usada como tal.
—¿Puedo saber el por qué de su interés de esta botella, mi bella dama?—
Agregó al mismo tiempo en que tomó la botella entre sus manos, cuidando de no dar un trato brusco a la misma. Así mismo la acercó a su vista para verificar si era aquella botella que guardaba en su estudio privado.