En realidad... -Hizo una pausa y le sonrió.- Desde los 7 años viví bajo el cuidado del Don, al no ser ni mi familia ni mi casa, jamás me sentí con el derecho de pedir una mascota. Aunque toda la familia de Don Carlo me trataba bien, no me sentía cómodo demandando cosas para mi. Me mudé a diferentes países durante años para aprender del negocio y de otras cosas más, así que no tenía un lugar certero donde asentarme. Es por eso que Cocoa es la primer mascota que tengo y me gusta mucho.
Uhm... seguramente ellos hubieran accedido si les pedías algo, al fin y al cabo son tu familia. -Replicó con una sonrisa cual desapareció unos instantes después ante la mención de aquel lugar donde asentarse.- ¿Entonces? ¿Vivirás en Japón o tienes pensado volver a Italia? Digo... ¿Por qué elegiste Japón? Dudo que sea por el anime...
Prefiero ser aburrido a estar lidiando con cosas a las cuales no puedo hacerle frente. -Comentó perezoso, estirándose sobre el sofá para tomar una nueva posición.- Si, ¿Compraste de fresa?
Claro, siempre lo compro. -Tomo dos vasos y sirvió en ellos un poco de jugo, de fresa y de naranja. Los tomó y llevó a donde el menor para sentarse junto a él.- Toma. ¿Te parece bien si pedimos comida hoy? ¿Qué se te antoja?
Uhm... -Se quedó pensativo unos momentos ante aquello, preguntándose como era que se acordaba de algunos detalles sobre si. Por lo pronto decidió tomar asiento sujetar el vaso y así dar un sorbo al mismo.- Comida china.
¿Entonces que vienes a opinar sobre nuestra relación sin siquiera conocer? -Replicó esta vez con un tono más grueso y varonil al hablar, dando a entender su enorme molestia por ambos temas.- Es infantil desear algo que no existe. ¡No tiene que existir aquí! No le metas tus absurdas ideas a Angelo sobre dragones o estupideces como esas, porque a la larga saldrá lastimado y cuando eso pase, yo lastimaré a tu familia. Estás advertido. ¡Y si! Es una amenaza.
-El italiano se limitó a tomar al menor de la cintura para cargarselo sobre el hombro y llevarselo de ahí.- Ven, te enseñaré un truco de magia que te va a gustar. Se llama "Iremos a la cama ahora mismo." -Bromeó claramente y agitó su mano para despedirse a la distancia de Kiria y después aprovechó y le dio una nalgada juguetona al menor.- Los pequeños estan en casa quitando los adornos navideños, vayamos a ayudarlos.... Gracias por protegerme así pero negar la existencia de la magia sería como negar la existencia de los pequeños y jamás negaré a mi familia -Lo bajó de su hombro, lo acomodó de forma tal que lo cargó tomándolo de las piernas para poder verlo a los ojos y después darle un beso en la frente.- Vayamos a casa.
Porque no me gusta que trates a Angelo como si fuera un objeto! -gruñe mostrando sus colmillos en ese instante, sus ojos colocandose de inmediato de un color rojo brillante. Iba a seguir respondiendole, especialmente cuando le habla sobre hacerle daño a su familia, pero el moreno interrumpe a ambos justo en el momento en que las cosas podrian salirse de control. Solo bufa despidiendose de su jefe con un movimiento de su mano. Si la amenaza de Max se llegaba a cumplir en algun momento, Kiria se aseguraria de asesinarlo con sus propias manos-
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