—Lo se.— Movió su rostro para sentir aún más el contacto de su mano, y por un instante cerró los párpados exhalando un pequeño suspiro. Indra era sin duda, su lugar seguro. —Lo se. Esto no es Victoria...— Murmuró. Extrañaba su hogar, Glasgow se las había arreglado para ayudar a aquéllos a quienes la monarquía preocupada solamente por la opulenta vida que llevaban y por la impresión que daban al resto del mundo había olvidado, a aquéllos que estaban solos, como ella lo estuvo hacía ya mucho tiempo. Se recargó en la albina y lentamente se recostó en su hombro. —Aún es doloroso pensar en eso, ¿Sabes? Quizás, si me hubiera quedado en el castillo, las cosas serían diferentes. Quizás la Reina no habría condenado a Victoria a la ruina. Quizás habría podido hacer algo... Nunca he hecho lo suficiente.— Rió amargamente.
Era duro, huir de su vida entre la realeza había sido un giro súbito y muy arriesgado pero ante su llegada y su demostración de fuerza al derrotar a la mejor de la banda, de Glasgow, Indra. Demostró tener la capacidad y fuerza, se ganó la admiración y la lealtad de todos en la banda. — Glasgow es tu hogar ahora, Siege. Podremos hacer algo, te lo prometo. Pensar en el hubiera no nos dará ningún tipo de solución. — acarició su mejilla suavemente buscando brindarle tranquilidad. —
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