— Extraño la nueve y las murallas de hielo, ¿Recuerdas? Cuando entrenábamos y nos castigaban por tu culpa, enterrando nuestros cuerpos bajo la nieve, sin ropa. ¿Hemos cambiado? — la experiencia más el toque de la reina se notaba en demasía bajo su curtida piel.
—Y lo sigo siendo! — furibunda se distrajo un segundo lo que le costo una llave de su compañero. Era uno de los pocos que podía sacarle una sonrisa a la mujer de hierro. Le dejo hacer sintiendo su aroma, sangre, lodo, bosque. Toda una combinación única de sus tierras, de la propia esencia de él. —Aqui hace mucho calor ...— se justificó en vano, si bien no era su traje de guerrera la tela de la prenda que vestía era mas fresca, aun con los cintos de sus armas, y objetos que siempre carga. Sujeto su brazo tiró de este hasta alargarlo y por debajo escabullirse por detrás de él con el mentón sobre su hombro. —Y tú has envejecido... Farknos...— ahora tenía atrapada su mano por detrás de su espalda muy peligrosamente cerca de él.
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