••Ficha de personaje••
Nombre: Cossette Blanchette.
Edad: 19 años.
Nacionalidad: Francesa.
Ocupación: Estudiante.
Altura: 1.67.
Peso: 54Kg.
Descripción física:
Un joven un poco más pequeña de lo que debería, delgada y de complexión esbelta, sin muchos atributos físicos en realidad, su piel es clara y nivea, sin ningún tipo de marca o imperfección y su cabello cae largo por debajo de la cadera, de un color blanco platinado muy curioso y que por lo general lleva atado en dos coletas, las cuales ata con moños coloridos. Sus ojos son sumamente expresivos, puede leerse lo que está sintiendo con sólo mirarla a los ojos y ello sólo se remarca más por lo transparente de su reacciones.
En cuanto su vestimenta, los colores azules predominan en sus ropas, le gusta mucho utilizar hermosos vestidos vaporosos que complementa con mallas decoradas y botines de tacón acordé a su atuendo del momento, es como una pequeña princesa al momento de vestirse.
Descripción psicológica
Alegre, amable y muy enérgica, Cossette es una joven con los ánimos siempre hasta el cielo, va de aquí para allá con una sonrisa en el rostro, dispuesta a regalársela a todo aquel que se lo permite, los que la conocen dicen que tiene una luz muy especial capaz de contagiar su alegría a otros.
Más ser tan activa siempre tiene su lado problemático, para ella es imposible mantenerse en un sólo lugar todo el tiempo, dentro de si nace siempre el instinto de ir en busca de nuevas experiencias, personas y conocimientos, viajar de aquí para allá buscando aventuras, ello casi siempre resulta bien, Cossette tiene mucha suerte en ese sentido, pero hay ocasiones en las que su curiosidad la mete en problemas, pues la pone en el lugar equivocado y en el peor momento posible, es muy dada a meterse en asuntos que no debe e incluso en lugares peligrosos, pues pese a su pequeño tamaño y su delicada naturaleza, es valiente, temeraria y atrevida, rara vez escucha a la razón o al miedo.
Es de naturaleza noble, inocente y tierna, siempre está dispuesta a ayudar a todo aquel que lo necesite y suele ver la belleza en todo, incluso en aquellos que no son capaces de verla en si mismos, algunos la toman como alguien excesivamente positiva, pero simplemente no puede evitar buscar el lado bueno incluso a las peores situaciones. Claro, tampoco es que careza de realismo, pese a su actitud siempre alegre, hay situaciones que pueden afectarle demasiado, es muy empatica hacia los demás y la desgracia ajena puede llegar a afectarle bastante.
No es fuerte físicamente, herirla sumamente fácil y en cuanto a su temple, puede llegar a ser muy sensible, pero sabe sobreponerse al miedo, la frustración y la tristeza, no dejando que la hundan.
••Habilidades••
(La lista de habilidades se irá modificando conforme avance el personaje en rol)
Desde un inicio, al ser una estrella fugaz capaz de conceder deseos, se entiende que Cossette tiene un poder muy grande en su interior, la capacidad de este es desconocida incluso para ella misma, quien no es del todo consciente de que lo tiene pues sus recuerdos como astro milenario fueron bloqueados. Dicho poder fue sellado desde el momento en que tomó la forma de un bebé humano, pues su cuerpo iba a ser incapaz de contener tanta energía siendo tan pequeño y joven, en la actualidad sigue así, pero no fue posible sellarlo por completo, por lo que esta joven tiene algunas habilidades mágicas poco entrenadas.
Fotokinesis: Conocida como la manipulación de la luz, en su mayor esplendor puede ser usada incluso para crear armas de este elemento, pero Cossette con su poco dominio sólo es capaz de crear, como mucho, campos de luz que puede usar para defenderse a si misma o a alguien más. Esta misma habilidad genera algo muy característico de la joven, dado su poco control, la luz reacciona a sus sentimientos, cuando se emociona demasiado o incluso cuando se asusta repentinamente motas de luz salen de su cuerpo cual luciernagas, revoloteando a su al rededor hasta disiparse.
Vuelo: Es una de sus habilidades menos desarrolladas, al grado de que sólo puede flotar por poco tiempo a poca distancia del suelo, logrando, si se concentra, desplazarse entre un sitio y otro. Entre más logre enfocar su mente, más altura puede llegar a ganar, pero con la facilidad que tiene para distraerse esto rara vez se da con éxito, además de que la inseguridad le juega en contra.
••Aclaraciones y curiosidades••
-Cossette no es humana, sólo fue capaz de tomar una apariencia lo más acercada a la de uno, en su interior y esencia sigue siendo una estrella fugaz, un cuerpo celeste con un poder mágico sumamente grande. En el espacio el tiempo no existe, mucho menos para un cuerpo que recorre este mismo a la velocidad de la luz, por lo que su edad es incierta. En determinado momento, es decir, cuando sintiese que su misión llegó a su fin, puede volver a su forma original y retornar a su lugar surcando el universo.
-Tiene mucho talento para la música, le gustan diversos instrumentos y tiene una voz muy bonita.
-Una de sus actividades favoritas es la repostería, le encanta dedicar parte de su tiempo a preparar postres deliciosos, sobre todo cuando son para regalarlos a alguien.
-Tiene una predilección inconsciente por acercarse a la gente que puede ser peligrosa para ella, vamos, no todo el tiempo y no con cualquier loco, sino con aquellos que pese a su apariencia atemorizante o actitud repelente, pueden tener algo bueno dentro de si.
About Me
Le petite etoile
Antoinette Blanchette pudo haber sido la mujer más dichosa de la tierra, acababa de casarse con un hombre maravilloso, que hacía todo por mantenerla feliz, su posición económica era más que privilegiada y para aumentar su dicha, el matrimonio estaba a la espera del nacimiento de su primera hija.
El alumbramiento acontecería dentro de un par de meses, la espera para ambos había sido tortuosa, pero la emoción crecía cada día, con cada nueva sensación, con el crecimiento del vientre de la orgullosa madre. Seis meses se habían cumplido ya de gestación, Antoinete se encontraba tejiendo un bonito sueter tan pequeño que podría usarlo una muñequita de porcelana, cuando se levantó para buscar un poco más de estambre un agudo dolor la hizo arrodillarse dando un pavoroso grito, con los ojos llorosos se llevó la mano al vientre, a sabiendas que algo no estaba bien con su pequeña, sus sirvientes pronto llegaron a auxiliarla y fue llevada al hospital inmediatamente...
Lo último que recordaba antes de despertar era el insoportable dolor que sentía, haciendo que incluso gritase en agonía, cuando sus ojos se abrieron nuevamente se encontró a si misma en un cuarto blanco y estéril, recostada en una incómoda cama con mantas más rígidas de lo que deberían, delgados tubos transparentes se encontraban conectados a su brazo izquierdo y transportaban líquidos inciertos hacia su organismo, una máquina lanzaba un pitido acompasado, marcando su ritmo cardíaco y se sentía sumamente mareada, pues el efecto de la anestesia aún no pasaba del todo. A su lado, en un sillón visiblemente incómodo y cubierto sólo con su saco, se encontraba su esposo profundamente dormido, la preocupación surcaba por su rostro, haciendo que pareciese incluso mayor de lo que realmente era, en silencio lo observó, mientras su mente se acoplaba un poco a la realidad -Vincent...- Le llamó con voz queda, más él no despertó por eso, sino por el ruido de la puerta abriéndose.
Un doctor llegó, su rostro se fijaba en la tabla con notas que tenía en la mano, palabras sobre más medicamentos y días de reposo fueron las primeras en salir, pero ello no era lo que le interesaba a la mujer, no era su salud o su estado, era el de su bebé. Tenía un nudo en la garganta, no quería preguntar, pues en el fondo sabía la respuesta... los ojos de su marido, enrojecidos por el llanto y la renuencia del médico a mirarle se lo decían, más sabía que debía hacerlo -¿Que sucedió...?-
El silencio se hizo, el doctor que la atendía suspiró con pesadez y le dirigió una mirada apenada, afigida -La placenta se desprendió... hicimos una cesarea de emergencia, pero ella era muy pequeña, no sobrevivió en la incubadora, lo siento mucho, Antoinete-
• • •
Pasó una semana cuando por fin pudo dejar el hospital, durante esos días comió, atendió indicaciones e hizo todo lo posible por mejorar y ser dada de alta, aunque no porque tuviese muchos animos, sino por el simple deseo de salir de ahí, las acciones de Antoinete era mecánicas y automáticas, su mirada se perdía casi siempre en la ventana de su habitación, sobre todo durante la noche, cuando el cielo se plagaba de estrellas. No lloró cuando se enteró de la muerte de su hija, no fue capaz de derramar una sola lágrima. Cuando llegó por fin a su casa, se encerró en su habitación sin dirigir una sola palabra a nadie, no salía de la cama más que para lo esencial y entre ella y Vincent se formó una brecha muy grande.
Una noche, cuando el insomnio no la dejaba dormir, salió por la ventana de su alcoba hacia el jardín, era una noche cálida de verano, en la que el cielo relucía con mayor intensidad, allí, observando el firmamento, todo el dolor que había estado conteniendo le embargo de una manera tal, que sintió que se rompería en ese preciso instante, el llanto afloró y ella se desplomó sobre el pasto, estrujando la hierba con sus manos, preguntándose por qué a ella tenía que pasarle tal cosa, o que había hecho mal para merecerlo, sollozó en el suelo por un largo rato, hasta que de sus ojos no brotó una lágrima más y cuando eso pasó, sólo pudo levantarse de nuevo, dirigió sus ojos al firmamento, sintiendo como si las estrellas hubiesen visto su sufrimiento, de pronto un brillante az de luz, delgado y raudo surcó el cielo, una estrella fugaz que se desvanecía ante la mirada de la mujer.
Cerró sus ojos, a sabiendas que era algo infantil y fantasioso y con todo su corazón deseó a aquel cuerpo celeste que le devolviese a su bebé, a su pequeña a la que ni siquiera pudo conocer antes de despedirse. Al terminar de formular su más grande anhelo, suspiró, sintiéndose la persona más tonta del mundo entero por creer que ello podría hacerse realidad. Se dio la vuelta y se dispuso a entrar de nuevo en su habitación, más conforme avanzaba, a cada paso que daba pequeñas luces, tal cual fuesen luciernagas se alzaron entre la hierba, llenando el jardín oscuro de una tenue luminosidad, extrañada, miró hacia atrás sólo para encontrarse con un cuerpo de luz sin forma, un destello como ningún otro y que parecía contener mil y un colores dentro de si, era del tamaño de una pelota y de aquella luz salieron palabras sin voz, sin sonido, como si algo hablase directo a su ser y no a sus oídos "Es todo lo que puedo hacer" alcanzó a entender y justo después de aquello, la luz se desvaneció, dejando el lugar sumido en la oscuridad de nuevo.
Antoinete no podía creer lo que había visto ¿Había sido una alucinación? No estaba segura, más antes de que pudiese convencerse de ello, el llanto de un bebé rompió el silencio, la mujer buscó con la mirada y ahí en donde la luz había estado, un pequeño resplandor permanecía, al acercarse se encontró con lo impensable, una bebé, una recién nacida que emitía una luz muy tenue lloraba desconsolada entre la hierba, en su cabeza relucía un escaso pero hermoso cabello platinado y clamaba entre sus quejidos por alguien, con sumo cuidado Antoinete tomó a la pequeña entre sus brazos y la acunó contra su pecho, acto seguido su llanto cesó y sus ojitos se abrieron para observar a quien le había cargado, dejando salir luego una risa tan encantadora y tierna, que arrancó una sonrisa del rostro de aquella que la sostenía, aquella que pensó que no volvería a sonreír jamás...
Desde aquel día, aquella bebé fue llamada Cossette y tomada por los Blanchette como su hija, una pequeña enviada por el cielo cual impensable milagro.